jueves, 19 de octubre de 2017

Querida soledad

Me gustan las personas que saben estar solas. Las personas que deciden cuándo y con quién compartir su tiempo. Quienes no utilizan a los demás como relleno en sus ratos de soledad. Quienes disfrutan de ellos mismos sin necesitar a nadie más. Precisamente eso, esas personas que no necesitan a nadie, pero quieren que estés con ellas. Para mí, no existe mejor regalo que el tiempo que te prestan, sin intereses.

Adoro la fuerza que desprenden estas personas. Como un perfume caro, te embriaga .Y odio, en otras ocasiones, acabar demasiado colocada y con los sentidos entumecidos. No me dejan ver con claridad. Adoro la soledad, la independencia y la autosuficiencia, la mía y la de los demás. No depender de horas ni de días, de estados de humor, o mejor dicho, de malhumor. Pero...



Acabo de recibir un mensaje tuyo: "tengo ganas de verte". Ahora mismo el corazón me ha hecho un doble mortal para atrás con pirueta incluida. Y en este momento, la soledad puede quedarse en casa o en el bar de abajo en la esquina, que yo quiero tenerte cerca. Tu tiempo con mi tiempo, un regalo con intereses que se pueden negociar entre las sábanas y el colchón. Allí decidiremos quién debe a quién qué y si quedan cuentas por saldar. Si tu soledad querrá volver a encontrarse con la mía sin depender de horas ni de días, recuérdalo.

Ahora ven, que si se trata de ti, hoy no quiero estar sola. Eres pura droga.